Empezaron formalmente los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que se hacen en 2021 y que serán probablemente recordados como los Juegos de la Pandemia. Y aunque nada será lo mismo sin público, en el desfile inaugural de ayer, la delegación argentina encabezada por Santiago Lange y Cecilia Carranza representó fielmente la idiosincrasia nacional, sobre todo la vinculada al deporte: saltó, hizo un pogo rockero y cantó en la ceremonia que abrió el evento más visto en todo el mundo (deja al Mundial de fútbol en segundo lugar).

En un estadio nacional que apenas contó con mil personas presentes en las tribunas, la reducida delegación albiceleste dejó de lado los protocolos y se puso a saltar apenas pisó el corredor: “Ooohh, argentino, es un sentimiento, no puedo parar”, se escuchó en cada uno de los rincones de un estadio vacío pero iluminado para que en la transmisión televisiva el “detalle” se disimulara. Fue la primera vez en la historia que la apertura de los Juegos se realizó sin público, a causa de las estrictas medidas de seguridad sanitaria provocadas por la pandemia de coronavirus.

La delegación nacional, como la de los otros países, estuvo reducida: muchas personas no pudieron estar porque deben competir en las próximas horas. Otros y otras deportistas ni siquiera pudieron ingresar aún a la Villa Olímpica, ya que los nuevos protocolos determinan que pueden hacerlo cinco días antes de su competencia.

Fue tal el pogo de la masa deportista albiceleste que la cuenta oficial de los Juegos Olímpicos de Tokio reflejó el momento con un ocurrente tuit: “Cálmate, Argentina. Es broma, ¡estamos tan emocionados como tú!”, tuiteó sobre el momento de los saltos, abrazo y cantos en pleno estadio Nacional.

Lange y Carranza, medallistas de oro en los Juegos de Río de Janeiro 2016, avanzaron agitando la bandera y con lágrimas en los ojos, producto de la emoción para dos de los máximos representantes olímpicos de esta era.

Los campeones en la clase mixta Nacra 17 de vela se abrazaron y recordaron también al atleta Brian Toledo, quien falleció en un accidente de tránsito el 27 de febrero de 2020 (ver aparte).

La ceremonia se llevó a cabo en el mismo lugar que fue sede de los juegos de 1964, con aforo para 68 mil espectadores y entre los invitados estuvieron el emperador Nahurito; la primera dama estadounidense Jill Biden; y el presidente de Francia, Emmanuel Macron.

Tras el lanzamiento de fuegos artificiales, el emperador Nahurito y el alemán Thomas Bach, presidente del COI, se presentaron en el palco del estadio cuando ingresaba la bandera de Japón, que fue izada mientras se escuchaba el himno nacional nipón. Acto seguido, se realizó un minuto de silencio en homenaje a los fallecidos en todo el mundo a causa del coronavirus.

El comienzo del desfile mostró la emoción de los participantes de las 204 delegaciones, sin los atletas de Rusia (sancionada por casos de doping), Corea del Sur y Guinea (no fueron por temor a un contagio de sus atletas).

Uno de los momentos más emotivos para el deporte argentino fue el ingreso de la bandera olímpica llevada por seis atletas, entre ellos la judoca Paula Belén Pareto, ganadora de la medalla dorada en Río 2016 y la de bronce en Beijing 2008. Pareto anunció que éste será su último juego olímpico: después llegará su retiro. 

Por primera vez el Comité Olímpico Internacional (COI) determinó que la bandera de cada nación sea llevada por un hombre y una mujer, con el fin de promover la paridad de género y la igualdad de oportunidades.

De esta manera, Carranza se convirtió ayer en la séptima mujer argentina en llevar la bandera argentina en la apertura de un Juegos, después de Isabel Avellán (atletismo, Melbourne 56), Cristina Hardekopf (saltos ornamentales, Roma 60), Jannette Campbell (natación, Tokio 64), Gabriel Sabatini (tenis, Seúl 88), Carolina Mariano (judo, Atlanta 96) y Luciana Aymar (hóckey, Londres 2012).

Braian Toledo, presente

La regatista Cecilia Carranza, responsable junto a Santiago Lange de llevar al frente la bandera argentina en la ceremonia inaugural de Tokio 2020, recordó entre lágrimas a Braian Toledo, el lanzador de jabalina que murió en un accidente con su moto en febrero del año pasado. Iba a llegar a Tokio en su pico de rendimiento. 

“Justo estaba comentando que en este momento debería estar Braian Toledo acá con nosotros y me emocioné. Pero todo es muy especial, estar con todo este gran equipo que tenemos, con todo el respeto y admiración que siento por muchos. Estoy muy feliz”, afirmó Carranza, rosarina de 34 años. Y agregó: “Ojalá nos dé mucha fuerza a todos, nos tiene que dar un shock de energía para dejarlo todo en la cancha cada uno en su deporte, como bien sabemos hacer los argentinos bien luchadores que somos”.

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