Transnistria una regin separatista prorrusa reconocida como parte de Moldavia por la comunidad internacional Foto AFP
Transnistria, una región separatista prorrusa reconocida como parte de Moldavia por la comunidad internacional / Foto AFP.

La amenaza de que el conflicto en Ucrania se extienda fuera de sus fronteras aumentó esta semana con una serie de atentados en Transnistria, una región separatista prorrusa reconocida como parte de Moldavia por la comunidad internacional, pero la situación no hace prever que en el futuro inmediato haya allí combates tradicionales sino más bien una «guerra híbrida» que eleve la tensión interna y que tiene al 9 de mayo como fecha clave.

Entre lunes y miércoles fueron atacados un edificio estatal, una torre de transmisión radial y un depósito de municiones del ejército ruso, con acusaciones cruzadas entre el Kremlin por un lado, y Kiev y sus aliados por el otro, de querer desestabilizar la situación en esta república autoproclamada fronteriza con Ucrania.

En diálogo con Télam, Natalia Albu, profesora de la Academia Militar Alexandru cel Bun de Moldavia, no dudó en indicar que los incidentes, que no dejaron muertos ni heridos, fueron una «provocación», ya que en el caso del ataque al Ministerio de Seguridad ocurrió cuando no había nadie en el edificio por ser feriado.

«Es fácil utilizar esta guerra híbrida en Moldavia y crear este tipo de provocación para entender cómo van a reaccionar la sociedad y el Gobierno», añadió la analista política y experta en seguridad.

La reacción de la presidenta moldava, la proeuropea Maia Sandu, fue convocar al Consejo de Seguridad, atribuir los ataques a «tensiones entre fuerzas del interior de la región» de Transnistria, y anunciar un aumento de las medidas de vigilancia.

La principal preocupación del gobierno es que el Kremlin intente desestabilizar la situación para que asuma el poder un Ejecutivo afín a Moscú, en un operación que tendría como día clave el 9 de mayo, fecha en que los sectores pro occidente celebran el Día de Europa y los prorrusos el Día de la Victoria por el triunfo de la Unión Soviética sobre el nazismo en la Segunda Guerra Mundial.

«Es una fecha muy propicia para provocar que la gente entre en pánico, aunque el país tiene cierta capacidad para controlar su orden interno», afirmó Albu.

Las celebraciones del 9 de mayo de este año se darán casi un mes después de que el Parlamento moldavo prohibió el uso en público de la «Z», letra usada como símbolo de apoyo a las fuerzas rusas en Ucrania, y la exhibición de la Cinta de San Jorge, un listón naranja y negro que desde 2014 se asocia al respaldo a la anexión que hizo Rusia de Crimea.

El líder de la oposición y expresidente entre 2016 y 2020, el prorruso Igor Dodon, ya anunció que desafiará la prohibición, portando la Cinta de San Jorge en la solapa junto con otras «decenas de miles» de personas.

La principal preocupación del gobierno es que el Kremlin intente desestabilizar la situación para que asuma el poder un Ejecutivo afín a Moscú, en un operación que tendría como día clave el 9 de mayo, fecha en que los sectores pro occidente celebran el Día de Europa y los prorrusos el Día de la Victoria.

De fondo está la posibilidad de que Rusia quiera crear un corredor terrestre bajo su influencia que vaya desde el Donbass, la región separatista del este de Ucrania donde concentra actualmente gran parte de su ofensiva, hasta Crimea e incluya también a Transnistria.

Así lo admitió Rustam Minnekayev, subcomandante de las fuerzas del distrito militar del centro de Rusia: «El control del sur de Ucrania es también un corredor hacia Transnistria, donde también observamos casos de opresión de la población rusoparlante».

Sin embargo, esto no parece posible en el futuro inmediato ante la concentración de soldados y equipamiento del Kremlin en el este ucraniano, lo extensa de la guerra, que entró en su tercer mes, y que estas fuerzas no pudieron controlar Odesa, la gran ciudad portuaria que por su cercanía geográfica es clave para que no haya una incursión militar en Transnistria.

«Rusia no tiene suficiente capacidad para hacer este corredor ahora», dijo Abdu y agregó: «Moldavia es un objetivo secundario. Más importante estratégicamente es Ucrania y al mismo tiempo para Europa y para Moldavia que haya un futuro de guerra o paz en la región depende de cómo Ucrania resista».

Si bien es cierto que Rusia tiene estacionado de forma permanente un contingente de 1.500 efectivos en Transnistria, ese número no es tan grande como para tomar por la fuerza el control del territorio ni tampoco para abrir un frente hacia el oeste de Odesa.

Transnistria

Esta región se separó del territorio moldavo tras una breve guerra civil en 1992, en la que contó con la ayuda rusa, y provocada tras el desmembramiento de la Unión Soviética, de la cual tanto Moldavia como Ucrania formaban parte.

Se había autoproclamado como república el 29 de octubre de 1990 y cuenta con un 12% del territorio moldavo y un 23% de la producción industrial, más el estratégico control de vías de transporte y gasoductos.

De unos 500.000 habitantes, tiene su propia moneda pero es sumamente dependiente de Rusia, que le suministra gratuitamente gas y tiene desplegados unas 20.000 toneladas de armamento de la época soviética.

Oficialmente denominada la República Moldava Pridnestroviana, es uno de los pocos lugares del mundo que conserva el martillo y la hoz en su bandera nacional, reminiscencia de su pasado comunista que también es visible en sus innumerables estatuas de Vladimir Lenin y en su arquitectura soviética.

Telam SE

Moldavia, por su parte, no dejó de reclamar todos estos años la integración de ambas zonas separadas por el río Dniester y acusa a Moscú de promover la independencia de esa franja, a la que considera con un estatus especial.

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