¿Qué hará Elon Musk?’ La pregunta es una señal de lo perdidos que estamos. Nos obsesionamos con un hombre y sus caprichos porque aún no tenemos las leyes necesarias para gobernar nuestros espacios de información. Sin ley, el poder es peligroso”. Esto contestó a sus seguidores Shoshana Zuboff justamente, en Twitter, el día que Elon Musk compró la red social. La socióloga norteamericana es una de las voces fundamentales en la lucha contra el poder infinito de los magnates de internet. Para describir el modelo de sus negocios acuñó una expresión que está de moda y con la que titula su libro: “La era del capitalismo de la vigilancia” (Paidós).

A continuación, sus definiciones fundamentales:

“El capitalismo de la vigilancia reclama unilateralmente para sí la experiencia humana, entendiéndola como una materia prima gratuita que puede traducir en datos de comportamiento. Aunque algunos de dichos datos se utilizan para mejorar productos o servicios, el resto es considerado como un excedente conductual privativo (‘propiedad’) de las propias empresas capitalistas de la vigilancia y se usa como insumo (…) con el que se fabrican productos predictivos que prevén lo que cualquiera de ustedes hará ahora, en breve y más adelante. Por último, estos productos predictivos son comprados y vendidos en un nuevo tipo de mercado de predicciones de comportamientos que yo denomino ‘mercados de futuros conductuales’”.

“Los capitalistas de la vigilancia se dieron cuenta de que podían hacer lo que quisieran, y lo hicieron. Se arroparon con la bandera de la defensa de un ideal social y de la emancipación, y apelaron así a las angustias e inquietudes contemporáneas (y sacaron partido de ellas), al tiempo que ocultaban entre bastidores su actuación real. Se cubrieron con un manto de invisibilidad tejido a partes iguales con los hilos de la retórica del papel empoderador de la web, la capacidad para moverse con rapidez, la seguridad de que todo esto les reportaría abundantes torrentes de ingresos, y el carácter salvaje, todavía por definir, del territorio que estaban a punto de conquistar y reclamar para sí. Actuaban protegidos por la ilegibilidad intrínseca de los procesos automatizados que están bajo su dominio”.

“El capitalismo de la vigilancia actúa por medio de unas asimetrías de conocimiento sin precedentes, y del poder que se acumula con ese conocimiento. Los capitalistas de la vigilancia lo saben todo sobre nosotros, pero sus actividades están diseñadas como lo están para que no puedan ser conocidas por nosotros. Predicen nuestros futuros para el beneficio de otros, no para el nuestro”.

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