A apenas 42 días de la casi excluyente primera vuelta electoral, y ante la indiferencia de las más variadas extracciones, aparecen desesperados por definir algunas cuestiones y, sobre todo, dudas alrededor del candidato menos conocido: Javier Milei quien, para algunos observadores, podría imponerse en la primera vuelta. Otros algo más serenos apuntan al segundo turno de noviembre, aunque las apuestas para entonces están cruzadas.

”Si la elección fuera hoy, Milei es número puesto, en primera o en segunda, la pregunta es ¿con quien?, Massa o Patricia?”, tratan de moderarse los más cautos.

En realidad, la curiosidad sobre el candidato, que irrumpió apenas hace poco más de un año, así como el hermetismo que rodea buena parte de su vida, son considerados por muchos como algunas de las principales razones de su arrasadora escalada que desconcertó, y eclipsó, parcialmente a sus adversarios.

De hecho, la que aparece más afectada hasta ahora sigue siendo la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich quien, por el momento, sigue manteniendo la perfomance de las PASO cuando, en términos individuales terminó tercera.

Aunque más complicado operativamente, por su condición de ministro de Economía, Sergio Tomás Massa, ahora lanzado a pleno a la campaña presidencial, viene registrando claros y oscuros en distintos frentes, tras la mala perfomance de su esposa, Malena, en Tigre.

Al menos hasta el sábado aparecía bastante solo dentro de UP ya que pocos se animan a correrse del todo, pero son menos los que muestran una adhesión desbordante. De ahí que el mega-acto en el Hipódromo de Tucumán el fin de semana, y de la mano del exjefe de Gabinete, Juan Manzur, se considere como una de sus primeras acciones para contener a algunos gobernadores, intendentes, y hasta legisladores que comienzan a arrimarse a otras fuerzas, especulando con eventuales resultados.

De hecho, en el sindicalismo ya se están dividiendo las aguas, aunque varios creen que todavía hay margen para cambios en los resultados, y demoran las decisiones.

Obvio que, a esta altura, las malas noticias son más que las buenas, como el dictamen de la jueza estadounidense Loreta Preska, que falló a favor del fondo Burford por la expropiación de YPF, por una cifra cercana a los u$s16.000 millones, aunque algunas especulaciones recortan la cifra a la mitad, que igual es una enormidad para la Argentina de hoy.

También, las crecientes diferencias con Paraguay por el peaje que la Argentina comenzó a cobrar sobre la Hidrovía “sin que medien las obras que lo justifiquen”, según sostiene el país vecino; o los números que se barajan para la inflación de agosto, aparecen en el platillo de lo negativo.

Del lado de lo “positivo” figura haber logrado el freno al aumento de las tarifas y, especialmente, se destacan las últimas lluvias que calmaron bastante los ánimos en el interior productivo, lo que se contabiliza entre los datos a favor para su pretensión de sortear la primera vuelta con rumbo al balotaje.

Es que de llegar a esta instancia se estima que Massa logrará respaldos muchos más consistentes que los expresados hasta ahora, incluyendo el de la vicepresidenta, Cristina Fernández, lo que lo ayudaría a consolidar a algunos votantes no tan seguros.

En ese esquema se inscribe también el acto de Tucumán, una foto de la “Liga del Norte”, tal vez con la idea de reeditar el esquema de fines del ´18, que terminó devolviéndole al poder al Frente de Todos al año siguiente y que, casualmente, también comenzó de la mano de Manzur en Tucumán.

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