Una semana después de haber inscrito el derecho al aborto en la Constitución francesa, el presidente galo, Emmanuel Macron, abre otro debate sensible en el país: el de la legalización de la eutanasia. El Gobierno presentará en abril un proyecto de ley para ayudar a morir en determinados casos, y que, según el dirigente, no será una ley para «el suicidio asistido ni una eutanasia como tal».

Lo anunció el domingo en una entrevista que concedió a dos medios de línea editorial y público muy distintos: el periódico católico La Croix y el diario progresista Libération. Se trata de un tema polémico, aunque el 70% de los franceses está a favor de que se regule la ayuda a morir al final de la vida en determinados casos.

Según los primeros detalles avanzados por el presidente, se restringirá a casos muy concretos, sólo en el de personas mayores, que tengan un discernimiento claro (que no tengan las facultades alteradas, es decir, que excluye a los enfermos de Alzheimer) y que padezcan una enfermedad incurable con un pronóstico fatal a corto o medio plazo. Se valorará, además, el sufrimiento, tanto físico como psicológico, de la persona.

Hace apenas unos meses, la cantante francesa Françoise Hardy pidió en una carta a Emmanuel Macron que legalizase la eutanasia para poder «acabar con el infierno» que dice vivir, a causa del cáncer que padece. Además de Hardy, el actor Alain Delon, que vive en Suiza, donde la eutanasia es legal, dijo en una entrevista que no tenía «miedo a morir, sino a sufrir».

Se trata, por tanto, de un tema explosivo y extremadamente sensible, que divide, tanto en los escaños como dentro de la comunidad médica. Ya en 2021 la Asamblea rechazó un proyecto de ley para legalizar la eutanasia. En este caso, el texto que prepara el Gobierno pasará primero por el Consejo de Estado, que tendrá que verificar que se ajusta a la Constitución.

Macron, que es hijo de médicos, ha detallado el calendario que seguirá la norma, si el Consejo la valida: el Consejo de Ministros lo presentará en el mes de abril y la idea es llevarlo a la Asamblea a finales mayo, justo antes de las elecciones europeas.

«Es un texto con muchos desafíos. No vamos a pedir que se tramite de urgencia», ha dicho Macron este lunes en X (antes Twitter). Asegura que la ley se preparará «de manera transparente» y teniendo en cuenta el aspecto ético. En ningún casi se habla de eutanasia ni de suicidio asistido. «Las palabras son importantes y hay que intentar nombrar la realidad sin crear ambigüedades (…) Es una ley de fraternidad que reconcilia la autonomía del individuo y la solidaridad de la nación», ha señalado.

Añade que «no crea un nuevo derecho ni una libertad, sino que traza un camino que no existía hasta ahora y abre la posibilidad de pedir ayuda a morir en determinadas circunstancias».

El año pasado, la entonces ministra de Sanidad, Agnès Firmin Le Bodo, le presentó un borrador sobre el tema. «Esta ley es necesaria porque hay casos que no podemos aceptar humanamente en nuestro país, que hacen sufrir a las familias, a los pacientes, a los equipos médicos», ha insistido Macron.

Francia ya tiene una ley que permite a los pacientes terminales dejar de medicarse y recibir sólo cuidados paliativos. La Iglesia Católica francesa ha criticado esta futura ley al considerar que «abre la puerta a un suicidio asistido», en palabras del presidente de la Conferencia Episcopal de Francia, Eric Moulins-Beaufort, a la agencia Efe.

La tramitación y debate de esta ley será complicada, como ha ocurrido con las grandes reformas propuestas por Macron en su segundo mandato. El Gobierno no tiene mayoría en la Asamblea y tendrá, como ocurrió con la ley de inmigración, que buscar apoyos para sacarla adelante, sobre todo en el ala conservadora y concretamente en el partido de Los Republicanos.

A priori no son muy favorables a una ley que autorice la eutanasia. Ya en 2022, durante la campaña de las elecciones presidenciales, el entonces candidato de esta formación, Bruno Retailleau, señaló que lo que hay que hacer no es crear una ley sino aumentar la inversión en cuidados paliativos «para acompañar a la gente que va a morir».

La presidenta de Reagrupamiento Nacional, Marine Le Pen, también se mostró contraria a aprobar una ley que ayude a morir y señaló que se trata de un tema sensible que debería votarse en referéndum. Su partido encabeza los sondeos de cara a las elecciones europeas que se celebrarán en junio.

Las asociaciones de cuidados paliativos también son bastante escépticas y han criticado la propuesta del presidente francés. La presidenta de la sociedad francesa de cuidados paliativos, Claire Fourcade, recuerda que en Francia hay unas 500 personas cada día que no tienn acceso a los cuidados paliativos, lo que hará que «sea más fácil recurrir a la muerte que a la ayuda», ha dicho a Le Figaro.

A priori, esta ayuda al enfermo a morir la prestaría o alguien del equipo médico que se encarga del paciente o un familiar del mismo. Macron, en la citada entrevista, ha prometido también aumentar el montante destinado a los cuidados paliativos, hasta 1.000 millones de euros en 10 años.

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