«Irán no tiene la bomba atómica”, señala el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica de la ONU, el diplomático argentino Rafael Grossi. Una declaración clave en medio de la agudizada crisis entre el país persa e Israel. Grossi conversó con Clarín desde Viena el día de la réplica israelí en Irán en Isfahán donde ese país tiene parte de su estructura nuclear.

-¿Qué visión tienen de ese último bombardeo?

-La información no es muy clara. Pero lo que nosotros hemos recibido aquí en la agencia y lo que se deduce es que esto es una respuesta a los ataques que sucedieron hace unos días de parte de Irán hacia territorio israelí y esto mismo, como consecuencia de un ataque que sufrió la Sede Diplomática del Consulado iraní en Damasco, en Siria, en cuya ocasión murieron una serie de importantes funcionarios, militares y de inteligencia iraníes.

-¿Afectó esto las instalaciones nucleares iraníes o no?

-Justamente esto era una gran preocupación, que nosotros teníamos. Estuvimos en contacto con los equipos nuestros allí en Irán, y finalmente, al parecer, no afectaron. En Isfahán, Irán tiene unos talleres de fabricación de ultra centrífugas, que son las máquinas que sirven para el enriquecimiento del uranio y por lo tanto muy estratégicas. También además allí hay una instalación de fabricación de combustible nuclear y de conversión de mineral de uranio y también tienen un pequeño reactor de investigación. El ataque se produjo en la cercanía de un aeropuerto, a muy pocos kilómetros de las ultra centrífugas. Pero claramente no era el blanco buscado. Después, las otras instalaciones tampoco fueron afectada

– ¿Sus inspectores pueden examinar allí lo que se afectó?

– Exactamente, sí. La capacidad que tienen los inspectores de la agencia es de visitar o inspeccionar los sitios nucleares, vinculados al programa nuclear. En lo que se refiere a las instalaciones nucleares si, absolutamente. Tenemos acceso a todas las instalaciones nucleares de Irán, casi cotidianamente.

– ¿En las actuales circunstancias, los inspectores están trabajando o por razones de seguridad , no están en los sitios?

– Si, muy buen punto. Justo el fin de semana , a raíz de los anunciados posibles ataques, el gobierno de Irán nos comunicó que iban a cerrar todas las instalaciones nucleares para tomar medidas defensivas o de protección. En ese contexto, nos invitaban a no acercarnos a ellas. Entonces yo retiré los inspectores el día domingo y el día lunes. Pero ya el martes retornamos a las instalaciones

– Después de la caída del pacto nuclear, ¿Irán ha avanzado en el enriquecimiento de uranio?

– Si, absolutamente. Uno de los puntos más complejos y acaso polémicos que existen con relación a Irán, es que está enriqueciendo uranio al 60%. Esto tiene una dimensión política muy sensitiva porque el grado de enriquecimiento que se necesita para hacer un arma nuclear es del 90% .Entre el 60 y el 90 es un paso. Es muy poco en materia de enriquecimiento. De modo tal que esto, a partir de que ellos empezaron a enriquecer uranio al 60%, no hay ningún país que enriquezca a ese nivel que no tenga armas nucleares …

-¿El objetivo es un arma nuclear?

– Eso quizá lo podría podría decir usted como analista. Pero yo jamás como director general. Yo no veo armas nucleares en este momento. Pero claramente están fabricando material nuclear que podría servir para eso, que no tiene una función civil muy clara, por qué están enriqueciendo a ese nivel altísimo.

– ¿Descarta que Irán posea hoy la bomba nuclear?

– No tenemos ninguna información que lo indique. Pero así como digo una cosa, digo la otra. Por un lado diría, hoy por hoy Irán no tiene armas nucleares. Al mismo tiempo, está embarcado en una serie de actividades, que podrían tener una derivación militar y no nos están dando la cooperación que deberían estar dando. Por eso hay una gran tensión internacional alrededor del programa nuclear de Irán.

– ¿Por qué?

– Porque si bien no la tienen, están acumulando. Ya tienen material suficiente para hacer varias armas nucleares. Pero una cosa es tener el material, es decir el uranio enriquecido, que es lo que va a generar la reacción nuclear incontrolada que llevaría a una explosión atómica. Además de eso, hay una cantidad de cosas que usted necesita para un arma nuclear. Entonces, todo eso no lo vemos. Pero si vemos ciertas actividades que podrían -utilizo el potencial- que podrían ser conducentes. Por eso es que hay una especie de gran alerta internacional acerca de esto. La labor del organismo es de dar las garantías creíbles de que esto no está sucediendo.

– ¿Usted cree que se deben ampliar las inspecciones? ¿Que Irán debe acceder a otro estatus?

– Si, efectivamente. Usted justamente hacía referencia al famoso acuerdo anterior que existía hasta el año 2018, un pacto comprensivo, que establecía una serie de limitaciones, bastante importantes al programa nuclear iraní, y que además otorgaba a la Agencia capacidades de inspección mucho más amplias. Cuando en el año 2018 EE.UU. abandona el acuerdo- no era un tratado- Irán también lo abandona. Entonces entramos en una especie de limbo, donde el acuerdo se fue deshilachando … Nadie ha declarado que no exista más, pero nadie lo cumple. Entonces, y con esa situación, lo que perdimos nosotros en la agencia es esa visibilidad que teníamos.

-¿Qué sucede en Ucrania con la planta de Zaporiyia?

– Ahi la Agencia está muy involucrada y yo personalmente, si vamos al caso de Ucrania donde la central nuclear de Zaporiyia bajo control ruso. Hace pocos días, yo justamente estuve muy ocupado en ese tema. Hubo un ataque directamente sobre la central, que también fue bastante calculado con una carga explosiva muy reducida, que nunca podría afectar seriamente la integridad física de la planta. Pero son formas de manifestar la capacidad militar que se tiene. Y lo más grave para mí, en este caso, es que estamos avanzando en un mundo donde las instalaciones nucleares, pasan a ser blancos, legítimos digamos.

-Se pone en riesgo la seguridad nuclear del planeta

– Exactamente, exactamente . Es por eso que yo estuve el día martes de esta semana en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. EE.UU convocó una sesión extraordinaria y me pidieron que informe acerca de esta situación. Tuvimos una sesión muy importante allí. Estaba allí también Ucrania, porque justamente se trata de hechos que pueden poner en riesgo la paz y la seguridad internacionales en un sentido amplio, más allá del conflicto puntual entre esos dos países o en este caso entre Israel e Irán.

– Ese es un punto de vista muy interesante. Pero como le decía, yo debería abstenerme de especular acerca de los motivos. Lo que sí creo es que,-y que está muy claro- es que debemos avanzar hacia algún tipo de entendimiento, de “understanding” como se diría en inglés, si el acuerdo anterior ha quedado abandonado o no existente. Tenemos que avanzar hacia algún otro tipo de pacto, retornar a ese acuerdo o modificarlo. Lo que está claro es que a este nivel, al paso que va el programa nuclear iraní, con los limitados medios de inspección que yo tengo en este momento, va a llegar un punto donde voy a tener que decir: ”ya no puedo garantizar lo que está pasando en este país en su totalidad. Puedo darles una visión parcial de lo que está sucediendo, pero no puedo garantizar que todas las actividades estén en fines pacíficos”.

-¿Usted necesita más poder de quién? De la Agencia, de los países que tiene que inspeccionar?

– No de la Agencia. Evidentemente el primero que tiene que estar de acuerdo es Irán. No olvidemos que acá no estamos en Irak, después de la guerra , que era un país arrasado y ocupado. Estamos trabajando con un país independiente, que es miembro de la OIEA. Con un país que es parte del tratado de no proliferación de armas nucleares, que trabaja con el OIEA , aunque no de manera totalmente satisfactoria. De modo tal que no estamos en una situación donde el inspectorado internacional pueda hacer lo que se le ocurra. Acá lo que tenemos que tener es un acuerdo, un entendimiento . Por eso justamente, en unos días más, yo debo retornar a Teherán para tener nuevamente un diálogo. Para relanzar un diálogo político de alto nivel para tratar de poner de vuelta las cosas sobre rieles.

El argentino a cargo de supervisar la seguridad nuclear en el mundo

Nacido en el barrio de Almagro hace 63 años, Rafael Grossi integró la primera camada de diplomáticos recibidos en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación. Fue embajador en Austria y Representante Permanente ante los Organismos Internacionales, con sede en Viena. Empezó su carrera como discípulo del fallecido embajador y titular de la Dirección de Asuntos Nucleares de la Cancillería, Adolfo Saracho.

Su llegada a la dirección general del Organismo Internacional de Energía Atómica(OIEA) fue un tiunfo personal, pero también una victoria para el país durante la gestión de Cambiemos, y que ahora acompaña la de Alberto Fernández como parte de lo que debería ser política de Estado en todos los ámbitos de Argentina, y no lo es.

Su designación alfrente del máximo organismo que vela por la seguridad nuclear, en 2019, fue una carrera llena de obstáculos, que debió negociarse en el equilibrio geopolítico y tener aval de los cinco grandes del Consejo de Seguridad: Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido.

-El vicepresidente iraní lo llamó hace un par de días, ¿cuál fue el motivo?

– Para ver si puedo ir, si quiero ir.

– Entonces se confirmaría que Irán no tiene un interés diplomático de acrecentar su conflicto con su vecino?

– Yo espero que no. Vamos a ver la conversación, vamos a ver…

– ¿Las instalaciones nucleares son muy profundas? ¿Pueden ser atacadas convencionalmente o no?

– El hecho es que hay dos sitios nucleares en Irán, uno que se llama Fordow y en otro que se llama Natanz, que son lugares donde sí se enriquece el uranio. En el caso de Fordow, Irán ha hecho toda esta instalación en túneles en una montaña. En el caso de Natanz antes la tenía sobre la superficie. Pero luego de, justamente una especie de sabotaje, cuyo origen no quedó muy claro en el año 2020, donde hubo una serie de explosiones, empezaron también a cavar túneles, y a poner toda la capacidad de enriquecimiento y las cascadas centrífugas bajo tierra.

– Entonces con una bomba convencional eso no se puede destruir. Se necesita una bomba antibunker o una bomba muy especial, porque aparentemente son instalaciones anti atómicas no?

– Son instalaciones muy protegidas, esas, ¿no? Las de enriquecimiento evidentemente Irán las cuida, las protege mucho. Por eso las pone en las entrañas de una montaña o en túneles . Eso es muy difícil, muy difícil de atacar. Salvo que haya un ataque masivo o que sería solamente imaginable en el contexto de una guerra abierta y total. Con un misil de 200km no podría usted penetrar la roca y llegar a las instalaciones y romperlas. Es imposible

-¿Israel tiene arsenal nuclear?

– Ellos ni lo han afirmado ni lo han negado. Así que yo no podría afirmarlo eso. Israel tampoco ha firmado el tratado de no proliferación de armas nucleares. Por lo tanto, yo como OIEA no tengo capacidad de inspeccionar ahí, salvo lo que ellos me dejen inspeccionar. Entonces yo no estoy en capacidad de informar si la tienen o no la tienen. Ellos tienen una política que se llama de opacidad, en la cual ni afirman ni niegan.

-¿Con su experiencia de diplomático especialmente, cómo imagina los próximos días en esta crisis?

– Hay que ir a una lógica de desescalada. En primer lugar creo que es un poco la intención, porque como señalábamos al principio de la charla, estos ataques han sido relativamente, no acordados obviamente porque los ataques nunca se acuerdan, pero ha habido ciertos parámetros que se han respetado de una parte y de la otra. Entonces eso ha sucedido. Existe un diálogo, que a mi me consta, que no es un diálogo publico pero existe un diálogo.

Itinerario

Rafael Mariano Grossi es un diplomático argentino. Se desempeña como Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica desde el 3 de diciembre de 2019. Ex embajador de Argentina en Austria, concurrente con Eslovenia, Eslovaquia y Organismos Internacionales con sede en Viena. Nació el 12 de marzo de 1961 ,en Almagro, Buenos Aires, Argentina. Estudió en el Instituto de Graduados de Ginebra (IHEID), Pontificia Universidad Católica Argentina, Edificio Santo Tomás Moro.

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