Actualizado Martes,
11
junio
2024

00:06

La noche electoral empezó con la extrema derecha dominando en Flandes, los comunistas en Valonia y un caos total en Bruselas. Pero Bélgica, que cuando tú vas ella viene de allí, siempre sorprende, y el recuento terminó con el primer ministro dimitiendo entre lágrimas, los nacionalistas de siempre superando a los ultras y los liberales y centristas francófonos triunfando en sus territorios.

Teníamos a un español, Juan Benjumea, un sevillano estupendo que llegó con 18 años, estudió la carrera y acabó en política con los ecologistas flamencos. Es el único español que entendía la política de este país y sus idiomas, y claro, ha salido escaldado porque el mucho saber te hace perder la cabeza (Hechos, 26:24). Así que ya no hay nadie para explicar, entre risas, cómo y por qué Dios creó esto de las ruinas de la Torre de Babel.

El día empezó con el ex primer ministro Elio di Rupo teniendo que romper su papeleta ante las cámaras porque en el último instante se dio cuenta de que se había equivocado. Se puso las gafas bonitas en vez de las buenas, no veía y casi la lía. La mañana siguió con berrodo porque la gran novedad de esta cita triple (regional, federal y europeas), el voto de los jóvenes de 16 y 17 años para la Eurocámara, había patinado. No se sabe si por fallo humano o de las máquinas, el sistema permitió que menores de edad votaran en las tres, así que a nadie le sorprendería que se impugnaran.

La guinda ha sido la participación. Más de un millón de personas, el 12,5%, se quedaron en casa. La abstención, o el partido de los pescadores de caña, como lo llaman poéticamente en Francia, sería la ¡segunda fuerza! La gracia es que en Bélgica votar es obligatorio y hay multas por escaquearse. Pero el Gobierno ha dejado entrever que tampoco se iban a poner a castigar a nadie por incumplir las leyes. Que se empieza por respetarlas y luego se acaba teniendo que saludar a los vecinos o dejando de abusar de los inquilinos extranjeros. Y no es plan.

El asunto tiene una arista adicional. Una modificación legal ha dejado a ciudadanos con discapacidades intelectuales sin posibilidad de cumplir la obligación. Cuando alguien necesita o le imponen un tutor, corresponde al Juez de Paz decidir. Se añadió una casilla nueva, y por defecto se ha privado de voto. Y nadie se puso a pensarlo hasta ayer. Seguro que a ellos, multa.

La izquierda no existe en Flandes, los ecologistas se la pegan en todas partes y los liberales, que cada vez son más conservadores, se consolidan en un mundo francófono que sigue pasando del extremismo. Se repetirá la coalición de 2014 con algún retoque, centristas de Valonia por los de Flandes, y para adelante. Con pragmatismo desbordante, muchas palabras y business as usual. La clave es si el líder de la N-VA, el único partido con más de un millón de fieles, la gran fuerza, consigue ser primer ministro. Ya ha renunciado a cualquier tentación indepe, pero veremos si basta.

La imagen que resume todo es la de Alexander de Croo, un tipo serio, dialogante, liberal, centrista, nada dogmático y espabilado. Que ha dejado una magnífica imagen durante la presidencia de su país del Consejo de la UE. Alguien que ha liderado la Vivaldi, una coalición imposible y que aspira a algún trabajo europeo. Juega en contra que hay hiperinflación de belgas en los top jobs, pero para una vez que tienen a uno válido…

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