12 de marzo 2024 – 15:28

Apenas con sutiles señales, remarcó el error de la judicialización de la política y la necesidad de agotar el debate público. Además recomendó que empresarios y “funcionarios” conozcan la Constitución y que el rol de los jueces en controlar que se cumpla.

Horacio Rosatti en AmCham

Horacio Rosatti, el presidente de la Corte Suprema, utilizó –como ya es habitual- la conferencia anual de AmCham para dejar algunas migas de pan que permiten escudriñar cuál puede ser el sendero que recorra el máximo Tribunal en temas de alto voltaje institucional. Así, y con la reiteración de la relevancia de la Constitución Nacional como piedra basal del ordenamiento jurídico y social ató la cuestión a la judicialización de la política, esquivando cualquier referencia específica, pero con una ineludible decodificación respecto al DNU de Javier Milei que la Corte tiene a estudio, junto a todo el combo de enfrentamientos entre el Ejecutivo y los gobernadores por la asignación de fondos.

La primera conclusión, entonces, del mensaje es que la Corte dirigido a los CEOs y empresarios reunidos en el Summit es que fue pedagógica respecto al rol de contralor asignado al Poder Judicial respecto de las normas y como intérprete final de la Constitución. Lo segundo es que si los problemas se originan en la política, es allí donde deberían terminar de discutirse antes de ser llevado a tribunales o de que estos emitan su veredicto final. Traducido, la Corte no transmite apuro por resolver cuestiones de coyuntura que, por apremiantes, desde este prisma todavía tienen recorrido por delante.

Seguridad jurídica

Un pasaje relevante de su discurso estuvo destinado a la seguridad jurídica, un latiguillo que subyuga al empresariado, al que también Rosatti recomendó que conozca la Constitución. “La seguridad jurídica es que la pileta tenga agua. Y que no va a ser vaciada. Cada uno tiene que poner lo suyo. El empresario el riesgo. Las reglas la ponen las normas. Y el árbitro puede ser el juez”, graficó con la metáfora del empresario como un clavadista de saltos ornamentales.

“No se cumple con la seguridad jurídica y se la desafía cuando se judicializan cosas que tienen que ser resueltas por la política”, expresó Rosatti en su ponencia en AmCham, que recordó cuando el año pasado, en la misma cita, levantó polémica por mencionar que la emisión de moneda sin respaldo era un incumplimiento constitucional en la defensa del valor de la moneda. “También se conspira cuando no se cumple con una sentencia judicial, especialmente cuando viene de la Corte”, lanzó en un dardo furioso contra el gobierno anterior, que alardeaba de su incumplimiento en el fallo por la coparticipación de CABA.

“Se violenta la seguridad jurídica cuando no se cubren las vacantes propias del Poder Judicial”, apuntó en un reclamo más de nicho a un problema sistémico. “Frente a la imposibilidad de responderse (la política) proyecta el problema hacia una instancia judicial”, dijo al esbozar un teorema de que “a mayor debate público, menos injerencia de la justicia. A menor debate público, más deseo de intervención de los tribunales de justicia. El juez no está para reemplazar a la política”. Otra línea que podría interpretarse acerca del dictado de normas que están bajo la lupa. Y que tampoco se deben reclamar milagros porque el ámbito de acción debe ser otro que acudir a tribunales y santiguarse.

El rol de la Constitución

“La Constitución marca el camino y da herramientas para cuestionar en caso de que ese camino no se haya seguido. Hay que defender la vinculación entre la Constitución y la seguridad jurídica”, postuló. A la par, algunos darditos como: “Alberdi, tan citado y tan poco leído”; o “es importante que nuestros funcionarios conozcan la Constitución”. En este contexto, cada aparición pública del presidente de la Corte puede ser llenado de significantes.

Quizás, en intento de proyectar otra señal, Rosatti cerró asegurándole al auditorio que la Constitución “no solo es la carta de navegación» (con la que cuenta un país), sino que se transforma en un “tabla de salvación” en situaciones de emergencia y conflictividad social y económica. Desde ese punto de vista, un óleo sobre la actualidad y, eventualmente, de los meses por delante.

La Corte todavía no estrenó fallos que impacten en la administración Milei.

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