Actualizado Martes,
23
abril
2024

17:29

El estruendoso rugido de miles de seguidores acompañaba al primer gran baño de masas de Narendra Modi desde que el viernes arrancaran oficialmente las largas elecciones en el país más poblado del mundo. El primer ministro de India entró el domingo como una estrella de Bollywood al mitin que daba en el estado de Rajasthan. Como la fiesta electoral dura seis semanas, los actos de campaña se prolongan a la par que los votantes acuden a las urnas en distintas fases. Modi es el favorito indiscutible en todas las encuestas.

La veneración a la figura de este veterano político de 73 años entre los hindúes ha crecido considerablemente durante su segundo mandato, con un seguidismo más propio de un régimen autoritario que el de la nación que se vende como la mayor democracia del mundo.

Modi, que ha demostrado ser un hábil estratega, no rehúye del sentimiento antimusulmán del movimiento hindú más radical, que además está muy incrustado en el ala más dura de su partido, el Bharatiya Janata Party (BJP). Por ello, el popular líder está estirando de nuevo la vieja narrativa de odio contra las minorías religiosas porque es consciente de que eso puede impulsar los votos hacia el BJP.

Modi se acordó en el mitin de Rajasthan de la oposición, el Partido del Congreso, que ha gobernado el país en 54 de sus 76 años desde la independencia. «Cuando ellos (el Congreso) gobernaban, dijeron que los musulmanes tenían el primer derecho sobre los recursos. Si regresan al poder, reunirán todas tus riquezas y las distribuirán entre los que tengan más hijos. Lo distribuirán entre los infiltrados«, soltó Modi en referencia a los indios musulmanes y a una promesa hecha en 2006 por el entonces líder Manmohan Singh, quien destacó la necesidad de «empoderar financieramente» a las minorías de India.

En este gigante del sur de Asia viven 200 millones de musulmanes entre una población de más de 1.420 millones. El 80% de los indios se identifica con el hinduismo. «¿Creeis que el dinero que tanto os ha costado ganar debería entregarse a los infiltrados?», continuó Modi.

Varios vídeos del discurso de Modi se filtraron rápido por redes sociales, provocando gran revuelo. En una publicación en X, Mallikarjun Kharge, presidente del Partido del Congreso, acusó al líder de recurrir al «discurso del odio» en su estrategia para «desviar la atención de la gente». Desde la oposición, que aseguran defender la «igualdad y justicia para todos los indios», presentaron el lunes hasta 16 quejas ante la Comisión Electoral por los comentarios del primer ministro.

Críticas a su postura

Los críticos han recordado que, en el código de conducta establecido por la comisión que debe velar por la pulcritud de las elecciones, se establece que los candidatos tienen que «abstenerse de utilizar lenguaje o participar en actividades que puedan agravar las diferencias existentes, crear odio mutuo o causar tensión entre diferentes castas y comunidades religiosas».

Asaduddin Owaisi, líder del partido musulmán Consejo Panindio para la Unidad de los Musulmanes, también quiso responder en redes a los comentarios del primer ministro: «Modi llamó a los musulmanes ‘infiltrados’ y personas con muchos hijos. Desde 2002 hasta el día de hoy, Modi ha atacado continuamente a los musulmanes para conseguir votos«.

No es la primera vez que Modi retuerce su discurso para referirse a los musulmanes de India como «infiltrados», sobre todo en apariciones publicas en los tradicionales bastiones del BJP, en las regiones del norte del país. Una posición apoyada en la corriente hindú más radical que rompe con la India secular y multicultural que promovieron los líderes posteriores a la independencia.

La India actual lleva tiempo sacudida por una violencia étnica impulsada por el nacionalismo hindú del propio Gobierno. En marzo, el Ejecutivo promulgó una polémica ley de ciudadanía que concede la ciudadanía a las minorías religiosas perseguidas en los países vecinos, excepto a los musulmanes.

Esta ley llevaba cinco años paralizada -desde unas sangrientas protestas masivas que hubo en 2019-, pero el Gobierno de Modi decidió resucitarla justo antes de las elecciones. A principios de este año, el primer ministro avivó de nuevo las tensiones religiosas después de inaugurar un gran templo hindú en el lugar de una vieja mezquita arrasada en la ciudad nororiental de Ayodhya.

Las elecciones más grandes del planeta se realizarán escalonadamente, en siete fases, por los 22 estados y regiones administradas federalmente. Finalizarán el 1 de junio y los resultados estarán disponibles el día 4.

El BJP, que ahora mismo cuenta con una mayoría parlamentaria (352 escaños contando el apoyo de sus socios de coalición) espera ampliar su dominio ocupando más de 400 de los 543 escaños del Parlamento. Ni siquiera la super alianza que han formado dos docenas de partidos de la oposición, y que está liderada por el Partido del Congreso, parece que moverá de la silla al líder que ha retomado los discursos de odio para ganar votos.

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