La fachada del Banco del Líbano, el regulador financiero central del país, está empapelada con carteles en inglés y árabe como los de las películas del oeste. «Wanted dead or alive [Se busca vivo o muerto]», puede leerse encima de la foto en blanco y negro de su ex gobernador, Riad Salameh. El edificio, en el corazón del antaño vibrante y hoy decadente barrio beirutí de Hamra, está rodeado de vallas de seguridad y barreras para impedir a los mani
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